En los últimos años con la tecnología los consumidores han tenido una creciente preocupación por el cuidado del medio ambiente lo que se traduce en querer saber más sobre los métodos y prácticas agrícolas y en general todo lo que hay detrás de las bebidas y alimentos que consumen. Para los consumidores es un punto importante conocer la procedencia y la calidad de los alimentos que adquieren además de tener interés sobre la sostenibilidad de estos. Las tendencias sobre el consumo de productos saludables, sostenibles y orgánicos han aumentado con el paso del tiempo, los consumidores identifican por medio de la etiqueta aquellos productos que son de origen orgánico y considerados buenos para la salud.        

Una dieta saludable se considera mejor en las versiones orgánicas a aquellas que provienen de grupos agroquímicos, por lo que se considera correcta la dirección que se da cuando se cultivan frutas y verduras orgánicamente, pero en cuanto a sostenibilidad el producto orgánico no es la solución ideal. Esto a razón de que los productos orgánicos tienen un gran impacto y riesgo en la tierra, por lo que como opción a largo plazo no es viable si buscamos que la existencia humana y el planeta sean más armoniosos.

Esto entre otros factores nos permite ver que lo orgánico en un supermercado no es tan saludable como creemos, lo que deja ver como podrían aportar los consumidores para hacer de esto una mejor labor. Los productos orgánicos no necesariamente son locales, lo que implica que para que el cultivo orgánico llegue a los estantes de los supermercados de tu localidad, deben recorrer miles de kilómetros, gravando el clima por con las altas demanda de dicho alimento.

Lo orgánico no es consciente de los recursos que se utilizan para poder cumplir con la producción, las granjas orgánicas hacen uso de gran recurso local como extranjero, ya que para abastecer a los enormes monocultivos de soya y maíz orgánicos de pesticida y fertilizantes orgánicos es necesario el uso de equipos que consumen altos niveles de petróleo e irrigación. Lo cual es contraproducente ya que un sistema sostenible debería basarse en la creación de recursos y no en su explotación. Además, a pesar de hacer uso de fertilizantes que provienen de fuentes naturales no dejan de contener gran concentración de sulfato de cobre o estiércol, ya que sustancias naturales en cantidades altas siguen causando problemas de contaminación. Para poder realizar de manera adecuada estás acciones habría que implementarse sistemas cíclicos para que el medio ambiente y los cultivos trabajarán en unísono.

La agricultura utiliza a gran escala para su industria masiva combustibles fósiles, pues para poder cosechar y arar sus cultivos requieren de maquinaria pesada que funciona a base de este, es por ello que lo ideal sería regresar a sistemas más pequeños para el ámbito agrícola, en el que la cultura agraria regresa a empresas locales la producción de alimentos en lugar de un sistema con productos importados y que distan mucho de la cultura regional.

 

Reinventar la dependencia de los cultivos anuales a un sistema alimentario que se gestione con las plantas perennes podría reducir la afectación al medio ambiente.

 

 

RLB