Fotografías: Jaime Llaca.

La península de Baja California se encuentra en la lista de las penínsulas más grandes del mundo. Por su ubicación entre el Océano Pacífico y el Mar de Cortez, también se ubica en la lista de los lugares con más diversidad de vida marina del mundo. Jacques Cousteau, famoso explorador e investigador del mar, llamó al Mar de Cortez “el acuario del mundo”.

Debido a esta gran diversidad, desde tiempos remotos, la pesca ha sido uno de los pilares que sustenta a las comunidades sudcalifornianas. Arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia recientemente hallaron un conjunto de anzuelos que se pueden remontar hasta hace 11,000 años. En un principio, la pesca se realizaba para obtener alimentos para el consumo de los habitantes del estado. Sin embargo, con el paso del tiempo, la demanda de especies atractivas al mercado ha aumentado para su exportación nacional e internacional. Cabe destacar que con la demanda también surge la pesca ilegal, que no solo provoca la extinción de especies, sino que también daña la fuente de empleo de familias pesqueras en el estado.

En vista de los daños irreparables, se han impuesto diversas regulaciones sobre la pesca para evitar afectar a ecosistemas frágiles, pero aún falta mucho camino por recorrer. Una de las maneras de satisfacer las demandas de especies codiciadas del estado y no acabar con la biodiversidad que hace nuestras aguas tan especiales es la pesca sustentable. En el estado existen varios ejemplos de esta prometedora tendencia.

La pesca de abulón se realiza de manera selectiva y artesanal, cada abulón se selecciona y se extrae a mano. Anteriormente, se producían 300,000 toneladas de abulón, no obstante, debido a la pesca ilegal, las cantidades que se producen disminuyeron drásticamente. Los cooperativistas dedicados a la pesca selectiva y responsable de abulón, hoy en día, imponen épocas de veda para permitir que las colonias de abulón se recuperen.

 

Baja California Sur es el principal productor de langosta a nivel nacional. La captura de la langosta se realiza mediante trampas langosteras, una técnica altamente selectiva. Una vez en la embarcación, los productores se aseguran de que las langostas cumplan con las tallas establecidas para su captura y comercialización. Cuentan con certificaciones internacionales que permiten una pesca sustentable, con futuro que no daña a otras especias o al medio ambiente.

Por último, en la capital del estado, se encuentra la empresa Earth Ocean Farms, con un trabajo inspirador. Se dedican a la pesca del huachinango y la totoaba, sin embargo, no es de manera extractiva, sino de su propia reproducción en ciclo cerrado mediante infraestructura con tecnología de punta. Respetan a los peces y se realiza mediante cultivos de baja densidad para evitar enfermedades y canibalismo entre peces. Earth Ocean Farms no solo se preocupa por el medio ambiente, también se preocupa por las familias pesqueras que cada vez tienen menos trabajo. Integran a pescadores locales para que aporten su conocimiento y de igual manera, que se integren a la industria. “Nuestra política es respetar lo que hacemos”, indica Pablo Konietzko, director de la admirable empresa.

La pesca sustentable es la clave para lograr el equilibrio perfecto entre satisfacer la demanda y cuidar el medio ambiente. No cabe duda que estas técnicas de pesca traerán consigo una nueva época de pesca comercial con un futuro prometedor para el estado de Baja California Sur.